Como si la vida dependiera de ello

La abrazo como si la vida dependiera de ello, quizás no sea así, pero no tengo ganas de averiguarlo y en caso de que quisiera comprobarlo, no lo haría; es solo que el espacio entre mis brazos ocupado por ella me brinda la certeza que brindan su aroma y el tacto de que no estoy soñando, además, me da la impresión de que ambos somos inherentes, aunque no lo seamos y al final del día tengamos que regresar a casa a vivir nuestras vidas por separado, ella con su estabilidad, yo con mis problemas.

El futuro es una promesa incierta, podemos perdernos de los momentos por los que vale la pena vivir, girar a la derecha en lugar de a la izquierda o pestañear y darnos cuenta de que todo acabo, por eso la abrazo como si no existiera un mañana, aunque no pueda besarla, aunque no pueda conocer su piel desnuda y solo pueda amarla en silencio, cuando escribo y sueño con poder hacerlo.

Al final, quizás la abrazo como si la vida se me fuera en ello, por razones más sencillas; porque puedo, porque tengo urgencia de hacerlo, porque así mi mundo es menos sombrío. Y lo seguiré haciendo, reinventando mis abrazos cada vez que me lo permita con la esperanza de que, aunque sea de manera mínima, ella me corresponda.