Tofu (1)
“El tofu es un alimento asiático a base de soya; su
sabor es delicado, por no decir insípido; aunque todos podemos ingerirlo,
quienes lo consumen mayormente son los vegetarianos dado su alto contenido
nutricional. Dicho de otro modo, el tofu sirve para nutrir, funciona como
alimento, pero no sacia un antojo”
Rodrigo diría que su vida se ha vuelto patética desde
entonces, en realidad solo se ha vuelto aburrido, todos tenemos un inconsciente
mecanismo de auto defensa cuando nos sentimos heridos, el suyo es recurrir a la
aburrición, limitar su vida a una rutina que consiste en dormir en una recamara
semivacía de un departamento que ha dejado de ser un hogar; en el trabajo
tedioso que provoca estancamiento; en comer, dia tras dia, lo mismo, en los
mismos lugares, a la misma hora, pero existe una parte de esa rutina que le
provoca un poco de algo parecido a la satisfacción, ocurre en los minutos que
le restan de la hora de la comida, consiste en sentarse en una banca metálica,
siempre en la misma, en un parque cualquiera y mirar a las mujeres andar, su estilo
al hacerlo, su vestuario, imagina el empeño con que se arreglan por las mañanas
y en la cantidad de tiempo que han de invertir decidiendo combinaciones de
colores, de telas, tratando de encontrar un punto medio entre la buena
presentación, lo respetable, la sensualidad, comodidad y practicidad; las
imagina buscando, en ropa interior, aquel vestidito que adquirieron en rebaja
al final de la temporada y que guardaron mucho tiempo hasta que volviera estar
de moda y en como han de estar probándose cada una de las prendas; se permite sonreír
cuando piensa irónicamente en la relatividad de la desnudez femenina, en lo fácil
y natural que es para ellas desnudar su cuerpo cada mañana, bañándose así,
enjabonándose los senos, los glúteos y los muslos, recorriendo su cuerpo con
las manos, tocando sus partes erógenas y en lo que le cuesta a un hombre llegar
a eso mismo, en lo difícil y el tiempo que se invierte para llegar a ese punto,
para llegar a esa desnudez y deleitarse y saciarse hasta el hartazgo de ello,
del aroma natural que desprende su sudor y su sabor, de la suavidad de su piel
victima del viento, del calor o de la humedad, generalmente llega hasta ahí su imaginación,
a veces decide ir mas allá, decide deducir
sus virtudes amorosas, el vaivén de sus caderas, el ímpetu de sus cuerpos con
el que buscan el placer, en los sonidos que han de emitir al gozar, al sentir
que la penetración no es mas una fantasía y que hay dentro de ellas algo externo
a su anatomía que recorre, en un movimiento cíclico, fibras de placer ocultas,
algo que sacude su interior, que provoca la contracción de algunos músculos y por ultimo, la manera en que
cierran sus ojos cuando alcanzan el clímax, olvidando el resto del mundo,
dudando si impedirlo o simplemente dejarlo ocurrir. Pero en esas ocasiones en
que se atreve y se provoca una erección instintiva, su deseo se fatiga súbitamente
cuando se da cuenta que solo se esta haciendo una paja mental y recuerda que es
mas fácil imaginar que materializar y entonces su erección se ve frustrada,
como si dejaran salir lentamente el helio de un globo.
Han sido meses difíciles para Rodrigo desde que su mujer se
fuera con otro, aunque procura no pensar en eso le dicen que lo ha sobrellevado
decentemente, entre ellos sus compañeros de la oficina que fingen ser sus
amigos, sus reales amigos y familiares, pero ellos no saben la falta que le
hace la compañía de una mujer, no su amistad ni la aventura fantástica que
representa una relación afectiva, sino simple y puramente la compañía del
cuerpo de una mujer y los placeres que ofrece y que son la versión terrenal de
la gloria; ellos no saben de la serie de orgasmos que se han ido acumulando impacientemente
uno por uno en su interior y que están a una chispa, una mirada, un cruce de
piernas en el metro, a un gesto de ocurrir, no lo entienden, el resto sigue
adelante, en camas propias o ajenas, cogiendo con sus parejas o amantes,
satisfaciéndose entre sabanas o sin ellas. Ellos no lo saben, no lo entienden y
tampoco les importa.
Lo ha intentado algunas veces en los meses previos, incluso
antes de que ella se fuera, pues desde antes la pasión se había extinguido como
una vela bajo la lluvia, sabe o intuye que necesita desahogar ese impulso, pero
no puede lograrlo, por alguna extraña razón no lo logra; busca aunque sea una
mínima satisfacción, disipar solo un poco el deseo por medio de la
masturbación, pero se queda a medio camino. El problema no es la pornografía per se sino el material que suele seleccionar
para provocarse excitación; no por nostalgia, claro que no, va mas de un ideal
de belleza que concibió desde la adolescencia, la materialización, a su
parecer, de la versión mas perfecta de la anatomía femenina, versión que llego
a conocer y acariciar y que tiene cabello negro, tan intenso como la oscuridad
de la perdición, como si cada hebra de esa melena fuera extraída delicadamente
del telón de fondo del universo que es el abismo absoluto; una piel pálida,
contraria por completo al cabello, una contradicción poética, como si lo mejor
y lo peor de la naturaleza se orquestara en un solo cuerpo, tan blanca e
inmaculada como un lienzo sobre el cual dibujar caricias indelebles o para
escribir tantos relatos eróticos como el artista en turno pueda y una silueta,
carajo, una silueta que envicia, delgada, que parece tan frágil en primera
instancia pero que es firme de la espalda al abdomen, de los hombros a las
pantorrillas, pasando por unos muslos carnosos, torneados y unas caderas que
con cualquier vestido amenazan con mostrar su verdadera magnificencia en el
menor descuido, como si la tela de dicho vestido fuera una mediocre celda,
incapaz, insuficiente, pero al mismo tiempo también adecuada para el tan
perfecto espectáculo de verla caminar.
Me siento como Rodrigo.... pero con su mujer en casaa... y a la vez sin ella...
ResponderEliminar:D me gusstoo!!