Imprecisa crónica del concierto de José Manuel Aguilera en el Dirty Sound
En la pagina oficial de Facebook de La Barranca y en la de José
Manuel Aguilera se anunciaba que este ultimo se presentaría en solitario en su
versión acústica y yo, obviamente, marque la fecha en mi calendario mental después
de ver un video en YouTube donde tocaba Hendrix, el y su guitarra contra el
mundo; eso nos lleva al día en cuestión, esta bonita noche lluviosa de sábado
era la cita en el Dirty Sound, una especie de foro underground que me recordó un comic escrito por Dave Gibbons, era
pequeño y minimalista; estaba yo formado a las ocho y media, mas o menos, en la
fila para entrar al recinto después de comprar mi boleto en la barra del mismo,
lo se, suena poco practico, al menos para mi, saltarse la fila, entrar, llegar
a la barra, comprar el boleto y volver a salir para formarse para poder volver
a entrar, pero supongo que la buena organización no formaría parte del evento,
lo cual a mi no me importa demasiado, excepto quizás por el hecho de que el
lugar no tenia sillas o las habían guardado, no lo se; de cualquier modo seguí las
reglas, últimamente me ha dado por hacerlo no se porque, el caso es que, no había
pasado mucho tiempo cuando por fin nos dieron acceso, aunque solo a la planta
baja del lugar, yo creo que con la intención de que no continuáramos siendo
victimas de la lluvia, eso o con el propósito de que comenzáramos a consumir
del alcohol que vendían; entramos, dijeron que a las nueve darían acceso a la
parte superior donde se llevaría a cabo el recital; no lo hicieron, fue hasta
como las nueve y media, poco antes, tal vez, que nos dejaron subir por esas
escaleras con la esperanza de que José Manuel Aguilera no tardara demasiado en
salir a escena, que ingenuos fuimos, eso era apenas el comienzo de la espera.
Hay una expresión bastante soez, que por cierto he esperado
la ocasión para usarla porque me parece inmensamente divertida, que se amolda
bastante bien para describir lo que ocurría en esos instantes: José Manuel
Aguilera “se estaba colgando del tilín” para salir. Si, estábamos ahí un ciento
y medio de personas, quizás mas, quizás menos, esperando a que saliera,
siquiera a saludar, pero el muy cabron no lo hizo durante la siguiente hora y
media siguiente, porque eso si, en ese momento no era El master o el Chepo,
sino “el cabron ese” o “ese culero” pero esa es la ironía implícita secretamente
en las emociones; como era de esperarse, comenzaron los reclamos por parte del
respetable, entre ellos yo, que en una mezcla de enojo y sumisión pedíamos, ya
fuera una solución o que el personaje que esperábamos por fin apareciera; en el
inter de todo esto, podría decirse que hice un amigo pero no me parece lo suficientemente
adecuado llamarlo así porque ahora que lo recuerdo ni siquiera nos presentamos
oficialmente; solo comenzamos a hablar sobre cuanto nos gustaba La Barranca y
las canciones que mas nos llegaban de ellos, bromeamos un poco, lo cual hizo
mas llevadera la espera; ya en la planta alta, también conocí a unos borrachos
con los que conseguí cigarros gratis, ellos habían optado por mitigar la
impaciencia con alcohol, tampoco supe sus nombres, estaban tan mal que aunque
hubiera querido saberlos no habrían sido capaz de decirlos, aunque uno de ellos
comenzó a intentar contarme su vida, dijo algo de tatuajes y contar cuentos que
nadie creería, también dijo algo sobre la seguridad en uno mismo, no entendí bien,
eran solo frases inconexas entre si, supongo que trataba de decir mucho y
terminaba por decir nada o casi nada; de cualquier modo termine disfrutando del
concierto con el tipo que conocí primero, era como que mas alivianado y llevaba
las mismas rondas de cerveza que yo.
A las once y cachito, después de presenciar una breve y
divertida discusión entre, el que llegamos a suponer que era sino el dueño del
lugar, el gerente o encargado y el manager de Aguilera, el Chepo por fin salió
caminando con rumbo al escenario; paso justo enfrente de mi y me saludo, supuse
que estaba ebrio o intoxicado, de cualquier modo, fue bueno, entonces se subió al
escenario, abrió pidiendo una disculpa a los presentes apelando que había
habido(no se si eso sea gramaticalmente correcto pero estoy ebrio, así que
disculpar) ciertas complejidades y comenzó a entonar una canción que no
conocía, lo cual hizo que me sintiera como en la escuela cuando no te sabes una
respuesta y todos tienen cara de saberla; a continuación canto “El gran
pez”(una de mis favoritas), La Tempestad (mi favorita) y “Hendrix”(también una
de mis predilectas) y déjenme decirles algo, si en ese momento el hubiera
decidido que ahí se acababa el concierto por mi no hubiera habido protesta,
pero siguió, de entre las que recuerdo, porque verdaderamente uno no va a un
concierto a grabarse todo el set list sino
a disfrutar del momento, están “Quémate lento”, “Esa madrugada”, “Dulce
geisha”, “Flecha”, “El tiempo es olvido”.
Fue una velada verdaderamente intima, el Chepo interactuó
con su publico, entre brindis y una ocasional respuesta amistosa a los
comentarios y alguno que otro piropo que le aventaban; de pronto las dos horas
y media que nos hizo esperar fue como el pequeño precio a pagar, además, claro,
de los ciento cincuenta pesos que costaba la entrada, cuota que se antoja
chiquita tomando en cuenta la calidad de músico y compositor que es Aguilera.
Después de mas o menos una hora José Manuel coloco una de
las guitarras en su base, se levanto y agradeció al publico formando una X con
los brazos sobre su pecho y una reverencia y bajo del diminutos escenario con
destino al baño y después el camerino; volvió a pasar junto a mi y esta vez
coloco su mano sobre mi hombro y dijo “Gracias por venir”, aunque claro, para
cuando llego al baño que estaba a nuestras espaldas ya había hecho el mismo
gesto al menos unas tres veces, pero basto para que quedara en shock o algo
similar, tanto así que no pude pedirle la foto del recuerdo que iba decidido a
sacarme con el, pero no importo, con que me saludara era suficiente.
Pasaron unos minutos y el Chepo permanecía en el camerino,
algunos comenzábamos a creer que de verdad se había acabado ahí el concierto
pero también albergábamos esperanza porque las luces seguían apagadas, algunos
si se fueron; entonces volvió para deleitarnos con otro bloque de canciones con
el que cerraría el concierto entre las que destacaron “Zafiro”, “Alquimista” (de
no sé que compositor) y “La rosa”.
Encendieron las luces y entonces, ahora si,
abandonamos el lugar los asistentes; para regresar a casa tome un taxi y en el
trayecto repasaba mentalmente la letra de “Flecha”.
Comentarios
Publicar un comentario