Balance Anual

“¿Cómo llegue hasta aquí?”, es una pregunta recurrente que me hago últimamente como intento de una introspección. Conozco la respuesta, que no es una sola y, aunque no suelo ser de las personas  a las que les gusta deslindarse de sus responsabilidades, soy incapaz de mantener todo bajo control, a veces, incluso, me siento como la última hoja de un árbol en otoño, a merced de las ventiscas; aunado todo a mi fragilidad emocional pareciera que estoy jodido, a veces yo mismo llego a creerlo, pero no es así.

No se me ocurre otro modo de describirlo: mi año estuvo de la mierda. No entrare en detalles por que no pienso crearme la imagen de mártir, que podría hacerlo fácilmente y sin faltar a la verdad, pero no se trata de eso, mucho menos me interesan los dramas que fácilmente podrían tornarse vulgares, pero baste decir que a pesar de todo, de cualquier nuevo obstáculo he salido adelante, pero sería injusto que tomara ese crédito completo para mí mismo, las fuerzas de un hombre dan de sí solo para una fracción de las adversidades, ergo, uno no puede hacer las cosas solo.

He tenido la suerte de tener alrededor personas que han hecho posible mantenerme en pie, aunque quizás no estén conscientes de ello, de la diferencia que marcaron siendo solo ellos, apoyándome o enseñándome algo. Claro, llamar “suerte” a eso es un decir, propiciado por ese viejo gusto mío por el azar, “bendición” seria más apropiado, si he de ser honesto, y las bendiciones solo pueden provenir de Dios, de eso que no nos quepa duda.

Así que esto que escribo se trata de agradecer, a Él por la misericordia y por todo de lo que ni siquiera me he dado cuenta y a las personas que ha puesto en mi camino. Gracias.

 Me gusta pensar que todas las cosas por las que he atravesado son parte de una etapa de transición, quizás me equivoco y lo veo así por qué solo de ese modo le encuentro sentido, puede que simplemente se trate de una etapa natural imperfecta de la vida y solo me ha tocado un mal partido de cartas, lo importante es que aquí sigo y planeo no desperdiciar esa oportunidad, claro, he dejado esquirlas de mi mismo regadas en algunos sitios que he transitado, y lo seguiré haciendo, de eso no hay duda, y estoy al tanto de que el hecho de que hoy se cierre un ciclo de 356 oportunidades ignoradas no es una garantía de que mañana todo lo malo desaparezca y se vuelva la vida miel sobre hojuelas. Pero voy aprendiendo, aunque ahora solo vaya improvisando sobre la marcha y tenga un montón de agujeros pequeños por los cuales me vacío a la menor distracción. Aquí sigo, con el resto ya veré que se me ocurre.