Una Opinión: Spider-Man Homecoming
Hablar de Spider Man: Homecoming
es partir de las inevitables comparaciones, y es que, en un lapso de más o
menos quince años, han existido tres versiones cinematográficas del personaje
de Marvel Comics. Pero hay que reconocer que cada una de esas adaptaciones del
amigable vecino tiene sus propias virtudes y defectos, sin embargo, fue la trilogía
de Sam Raimi la que gozó de mayor libertad a la hora de llevar a la pantalla
grande éste personaje icónico que es El Hombre Araña y se debió a la sencilla razón
de que no estaba condicionada por trabajos anteriores, lo cual, por cierto, fue
lo que condeno la versión de Marc Webb desde un principio, ya que se notaba una
actitud casi obsesiva de “debo alejarme de la versión de Raimi lo más que se
pueda”.
Pero esto no se trata solo de
cine, también hay que tomar en cuenta la concepción original del personaje que
proviene de las viñetas, porque Spider Man no es Spider Man por el traje, ni por
su capacidad de pegarse a las paredes o por la fuerza sobrehumana, ni siquiera
por el sentido arácnido; a Spider Man lo define su sentido de la
responsabilidad y su capacidad de resiliencia. Peter Parker es un chico que tiene
muchas tragedias en su historial pero que logra superarlas o, al menos,
reponerse de ellas lo suficiente para no privarse de la posibilidad de sentir
amor por alguien o de confiar en las personas y eso es admirable, esa es la
esencia de El Hombre Araña.
Pero Peter Parker es más: es un
tipo con una inteligencia por encima del promedio (lo suficiente para desarrollar
la fórmula de su telaraña, que no es cosa fácil); es un “nerd”, en el sentido original
del concepto y, consecuentemente, un rechazado social; es autosuficiente, ya
que es, prácticamente, de una clase social baja y vive al día. Básicamente,
Peter Parker/Spider-Man es un paria, un relegado.
En lo que respecta a Homecoming,
es una película buena, tiene buen ritmo y cuenta una historia de buena manera;
el problema es que en ningún momento sentí que se tratara de una película de El
Hombre Araña; en todo caso, se trataría de un personaje con el que el
trepamuros comparte similitudes; un punto medio entre Super Cool y Kick Ass, en
mi opinión. Partiendo de lo obvio, ni siquiera existe el sentido arácnido en
ésta revisión del personaje. Lo peor, es que reducen al protagonista a un púber
que quiere impresionar a un experimentado multimillonario. Sin embargo, como
dije, cada adaptación tiene sus virtudes, las cuales, en este caso serian
(ALERTA DE SPOILERS) dos momentos en los que la película da lo mejor de sí: La
escena del automóvil, cuando El Buitre le lee la cartilla a Peter (escena en la
que Michael Keaton se pinches luce con todas las de la ley) y cuando medio
edificio cae sobre nuestro protagonista, en la que uno como espectador toma
conciencia de que a pesar de sus dones y de poder medirse a golpes con el Capitán
América y/o con El Soldado del Invierno, el personaje principal no deja de ser un
niño con poderes, lo cual es bastante crudo.
¿Disfrute la película? Si,
definitivamente. ¿Es una película que se adhiera bien al universo cinematográfico
de Marvel? Si, sin darle muchas vueltas. ¿Tiene una identidad propia? No, y es ahí
donde falla, cojea de la misma pata que las demás del “Universo Marvel”. No
deja de ser un producto fabricado para tener a todos contentos, lo cual está
muy de moda en nuestra época. ¿Es culpa
de Tom Holland? No, definitivamente, porque el tipo parece estar muy
comprometido, tanto con el personaje como con el proyecto. En fin, es lo que
hay.
Comentarios
Publicar un comentario