(Sin titulo adecuado)

Hay distintas manera de percibir la muerte, como un hecho o un destino colectivo, como un tramite hacia una vida mejor o hacia la muerte eterna o simplemente como parte de un ciclo, en este caso, de la vida humana; a algunos les asusta, otros incluso la adoran, lo cierto es, que cuando se escuchan rumores de ella deja tras de si una estela de tristeza. No hay una manera correcta de reaccionar ante ella, solo comunes o en su defecto, maduras; no es como si un amigo se fuera a radicar fuera o se ausente de tu vida por cuestiones laborales o personales, pues existen posibilidades de que la marea traiga de regreso a un ser querido; es una pena mayúscula, claro, no guardar esperanzas de volver a escuchar una voz o ver dibujada una sonrisa en una boca que permanecerá cerrada y en silencio, es difícil de sobrellevar, pero es mayor la pena cuando se cae en cuenta que pudimos haber hecho mejor las cosas y es peor aun que necesitemos que un corazón deje de latir para tener consciencia de eso.

Llevar mañanitas a una tumba o confesarse ante una lapida es solamente un reflejo de los errores que se cometen, de rencillas no resueltas, de las palabras que no se dijeron, de los besos que no se dieron, de las cartas que no llegaron, del tiempo no compartido. Pero es algo con lo que hay que aprender a vivir, no es como comprar baterías parta el control remoto o como repetir una canción cada vez que termina; lo mejor que uno puede hacer es dejar que el tiempo cure las heridas, que el dolor provocado por el vacío se mitigue y esperar, que con algo de suerte, si la marea no es capaz de devolvernos a alguien, quizás si pueda traernos una sonrisa para colocar en nuestros labios.

Comentarios

Entradas populares