Para la única y genuina Irene:
“Trata de regresar que yo no se volar en tu cielo”
Para Inés, la única y genuina Irene:
No diré que te quiero, no, porque una declaración de esa índole
puede resultar contraproducente, además de presentar en mi curriculum
sentimental precedentes que demuestran que cuando confieso emociones todo suele
irse al carajo, así que no lo diré, en cambio, hare de tu conocimiento otras
cosas que pueden no significar nada o quizás si, pero eso, eso te queda a ti
decidirlo; pero tampoco te diré que te quiero por otra razón, no es solo mi
miedo porque quizás también tu tengas temor de escucharlo y mas que de
escucharlo, de aceptarlo, porque eso podría cimbrar tu mundo, esa estabilidad a
la que no renuncias. Tampoco diré que te quiero debido a que sueles desconfiar
de dicha afirmación cuando sale de mi boca o de mis dedos, claro, tienes
argumentos, todos los tenemos, pero sospecho que a veces tu misma los
cuestionas, sobre todo después de recordar, de verme, olerme, sentirme y leerme.
Así que no, no diré que te quiero, no puedo, no me atrevo,
me falta valor para hacerlo, pero si puedo decirte que me basta un helado desabrido
y poco mas de una hora en tu presencia para hacer de mi semana una de las
mejores; puedo decir, aunque parezca que apelo al pasado, que recuerdo aquellos
días en que tu eras la virgen mas hermosa del mundo y yo un ángel mal portado,
a pesar que el tiempo corre y ambos hayamos cambiado y te olvidaras de la
virginidad en una tempestad provocada y yo me haya alejado del cielo aunque eso
trajera consecuencias; puedo decir que no me acostumbro, ni a ser tu amigo, ni
a saber que compartes con alguien mas; también confieso que la sola idea de
vivir el resto de la vida exento de el roce de tu cuerpo es desmotivadora.
No estoy pidiendo que des un salto de fe por mi, jamás te lo
pediría, no se me ocurre ninguna razón valida por la que debieras hacerlo, después
de todo, a mi mismo me cuesta trabajo hacer algo como eso, incluso, llego a
dudar de mi propia sombra y ni que decir de las personas que suelen estar a
lado mio, pero te conozco, mejor de lo que tu te has percatado, presiento que
tu cabello suele desesperarte por necio, que piensas erróneamente que el
maquillaje te hace hermosa, que te preocupa demasiado estar bien con tu madre,
que siempre has tenido la costumbre de pagar tu parte de la cuenta y que si
puedes elegir, te gusta viajar en los últimos vagones del metro. Pero, sabes,
yo si daría ese salto de fe por ti, recorrería el mundo a pìe, derrotaría dragones,
descubriría tesoros, navegaría en las aguas mas peligrosas y saltaría, saltaría a
donde tu me lo pidieras si prometieras esperarme del otro lado, pero no
lo olvides, no estoy diciendo que te quiera.
P.D. Discúlpame, no encontré ninguna hoja con un dibujo de “La
Bella y La Bestia” para enviar esta misiva.
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