La mesa 54

Parece un desperdicio de tiempo y dinero no disfrutar los bailes exóticos estando en una mesa cercana a la pista con la luz de neón disimulando imperfecciones en las siluetas que se despojan lentamente de los disfraces variados, aunque poco originales, pero simplemente no puedo, en lugar de eso tomo esta servilleta para tener un momento de filosofía barata en el que me cuestiono en que reside la importancia de una mujer y la relación, me refiero a si en realidad hace falta la desnudez y el sexo para enamorarse o solo son una expresión opcional del sentimiento, porque si se tratase de lo primero entonces ninguna puta carecería de amor, en cambio, si es lo segundo, bien podría afirmar que me he enamorado un par de veces sin necesidad de esa expresión corporal.

También estoy cuestionando el significado de la vida, ocasionalmente lo pregunto, sobre todo cuando tengo crisis existenciales o estoy ebrio, hoy ninguna de las dos, solo he tomado un vaso de new mix, creo que está relacionado con esa cancioncita que no deja de reproducirse una y otra vez en mi cabeza desde hace 48 horas y Manolo Muñoz comienza a hartarme; volviendo al porqué de la vida, y no me refiero a la perspectiva teológica (seria hipócrita y cínico de mi parte que sentado en medio de un congal me ponga a hacerlo), no, me refiero a lo que aspiramos como individuos, como humanos, digo, no creo que estemos aquí solo para asegurar que la especie se preserve, si de eso se tratara no tendría sentido tener conciencia y bastaría solamente con un periódico estado de brama, aunque ahora que lo pienso, sería más sencillo de esa manera.

También intento responderme que es lo que quiero y aunque responderme que lo que deseo son: escuchar todo el disco del tiempo de las cerezas y el cuerpo firme (pero operado) de “Monique” (la preciosa morena que presume de hacer yoga), sé que cuando la música acabe, los tragos escaseen y el presupuesto se termine, “Monique” se levantaría de mis piernas y me restringiría el acceso a sus senos de silicona muy bien disimulados y a sus glúteos que son obra maestra de la naturaleza y la genética; así que tendré que buscarme una respuesta menos fugaz y más profunda que verdaderamente me convenga y es que sé que la respuesta que busco no es solo por conveniencia, es por una necesidad hace tiempo desarrollada y dicha necesidad tiene nombre.

(Segunda servilleta)

Creo que el momento filosófico ha terminado, me ha interrumpido una flaquita con medias rojas cuadriculadas y de atributos breves, pero bastante agradable a la vista, en realidad me recuerda a una chica que me rompió el corazón hace unos semestres y esa es la verdadera razón por la cual le invito la copa que está bebiendo (nota: debo hallar una mejor manera de lidiar con mis fantasmas del pasado), no es probable que sea la misma, pero pensar que pueda serlo le da un valor adicional a tal trago, no piensen mal de mí cuando lean esto, no soy el primero que desearía encontrarse a una ex novia en el teibol y ciertamente no seré el ultimo.

En fin, para concluir, no he resuelto nada, solo he planteado las preguntas, mismas que me preocupare por responder luego ya que la tipa ha llegado con bastante sed y no le he prestado la atención necesaria así que me despido como lo haría El pantera (el del comic, no el de la serie). ¡¡¡¡¡Aburrrr!!!!!

Clementino Diógenes

Desde la mesa 54 del congal “Azteca”, en algún momento entre las 15 y las 19 horas.

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