Lo que hay

La vida no es como un videojuego que puedes pausar o reiniciar a placer y el mundo no es alguien con quien se pueda negociar; el tiempo no te va a esperar y las cosas no siempre serán como se supone que deban ser, esa es la realidad en la que vivimos. Pero de alguna manera hay que aprender, aprender por ejemplo: a elegir las batallas adecuadas o a, simplemente, resignarse a que las buenas intenciones no son moneda de cambio.

El saber que el mundo es un lugar grande y feo no quiere decir que esté de acuerdo con eso; respecto a ti, siempre he deseado que algunas lecciones no las tuvieras de primera mano, que aprendieras por rumores lo que es un corazón roto; tristemente, es inevitable, después de todo no se puede andar en esta vida sin llevarse un par de rasguños en el pecho. No puedo hablarte mucho de superación, pues siempre uso como catalizador alguna botella, pero si  de algo me ha servido y he aprendido, es que cuando uno se detiene a mirar el pasado, se da cuenta que quizás no era para tanto y te enfocaras solo en los buenos recuerdos.

Por mi parte, a veces me siento inútil por no poder hacer más, quisiera encontrar una fórmula para que fueras feliz, descubrir una serie de notas musicales que te devuelvan la sonrisa, ahuyentar tus males y tristezas para que no pierdas la esperanza de un futuro mejor y corregir todo lo que ha salido mal para que tus ilusiones no se desmoronen, quisiera eso y mas, pero no me ha tocado ser músico, ni gurú o chaman, ni perfecto; por eso, niña, te entrego estas palabras, que pueden ser pocas e incorrectas, pero son lo que hay.

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